jueves, 19 de mayo de 2011
sábado, 14 de mayo de 2011
La Revuelta Árabe, Efectos sobre los demas paises orientales.
MEDIO ORIENTE
El inmenso Tahrir se había convertido ese 1 de febrero en el corazón palpitante de una lucha por el pan, la libertad y la dignidad en el mundo árabe comenzada semanas atrás con la inmolación del joven tunecino Mohamed Bouazizi, al que la policía había incautado el carrito de verduras con el que se buscaba la vida. La revolución del jazmín tunecina ya había conseguido derrocar al dictador Ben Ali y abrir en ese país una transición a la democracia. Y pronto, muy pronto, el fuego encendido por Bouazizi había prendido en un norte de África reseco de despotismo, corrupción, escaso desarrollo económico y tremendas desigualdades sociales. Las llamas cercaban al egipcio Mubarak, que, para intentar apagarlas, anunciaba ese día que no volvería a presentarse a las elecciones tras más de treinta años de monopolizar el poder.
Para sorpresa de todos aquellos que apostaban por la inmovilidad fatal de la “umma” árabe, Argelia, Yemen, Jordania eran asimismo escenarios de protestas, y sus gobernantes se apresuraban, atemorizados, a cambiar gabinetes y prometer reformas.
Desde el Atlántico al Golfo Pérsico, el mundo árabe es, sin duda, muy complejo y plural. Y no obstante, como señala Eugene Rogan, ese universo sorprende por la existencia de profundos elementos de identidad común. No solo relacionados con la historia, la lengua, la cultura o la religión, sino de palpitante actualidad.

EGIPTO
Gadafi, el tirano más cínico
Calificar a Muamar el Gadafi de dictador excéntrico sería empequeñecer al personaje. Primero, porque no solo cumple hasta el último precepto del manual del buen tirano (41 años en el poder, conversión de Libia en una finca familiar, pretensiones dinásticas, culto a la personalidad, represión minuciosa de la disidencia), sino que aporta un toque exquisitamente cínico al oficio: acusa a los libios de todos los males del país, ya que, dice, en 1977 él les entregó el poder absoluto a través de la jamahiriya, un sistema político de su invención traducible como república de las masas; si las cosas no funcionan, es culpa de ellos.
Hablar de un "dictador excéntrico", aunque fuera en términos superlativos, seguiría empequeñeciendo al personaje. Gadafi es también un dirigente astuto y pragmático, que supo abandonar a tiempo el papel de azote de Occidente y máximo financiador del terrorismo mundial para convertirse en un estadista elogiado en Washington y las capitales europeas. Un diplomático francés le definió como "un kamikaze que jamás pierde el control". Un diplomático estadounidense le definió como "inteligente y reflexivo, bajo una apariencia estúpida".
A los hombres suele conocérseles por su infancia y su juventud. Muamar el Gadafi nació el 7 de junio de 1942 en un campamento beduino cercano al puerto libio de Sirte. Entonces, el país se llamaba aún Noráfrica Italiana. La guerra, cuyo fin supuso la caída del imperio de Mussolini, dejó tras sí un territorio desértico y arruinado, plagado de minas, del que nadie quería hacerse responsable. Se decidió entregárselo a un rey, Idris, más o menos complaciente con las potencias vencedoras. El niño Gadafi fue un beduino despreciado por sus compañeros de clase. El joven Gadafi, militar de academia, absorbió el sentimiento que más unía a la sociedad libia, un anticolonialismo furioso, y tomó como ídolos al Che Guevara y al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
En Libia acababan de descubrirse gigantescas reservas de un petróleo de excelente calidad, lo cual permitió a Gadafi establecer un régimen basado en los servicios sociales gratuitos (el nivel educativo y la esperanza de vida son hoy de los más altos en África), en el código moral islámico y en el nacionalismo panarabista. Imitando a Mao, otro de sus modelos, publicó entre 1972 y 1975 los tres tomos del Libro Verde, en el que expuso los principios teóricos de la jamahiriya, un sistema asambleario que definía como "democracia perfecta". Tan perfecta, según Gadafi, que el presidente y jefe supremo de las Fuerzas Armadas no requería un rango superior al de coronel, dado que en una sociedad como la libia, cuyo poder era ejercido directamente por el pueblo, carecían de sentido las jerarquías tradicionales.
Imposible detallar aquí su actividad diplomática. Conviene recordar que intentó fusionar Libia con Egipto, Siria, Túnez y Sudán, que invadió Chad, que respaldó a los tres tiranos más sangrientos del África poscolonial (Bokassa en el Imperio Centroafricano, Idi Amin en Uganda, Mobutu en Zaire), que financió sin discriminaciones ideológicas a cualquier grupo guerrillero o terrorista que le pidiera dinero (solo exigía que el grupo en cuestión se definiera como "anticolonialista" o "antiimperialista"), y que participó en casos de terrorismo de Estado en el extranjero como la destrucción de dos aviones de pasajeros (UTA en 1986, Pan Am en 1988) o de una discoteca en Berlín (1986).
Es posible que su responsabilidad en esas matanzas no fuera tanta como la atribuida y que algo tuvieran que ver los servicios secretos sirios e iraníes. Pero Gadafi prefirió asumirla por completo y pagar el precio del perdón. El que fue gran aliado de Moscú descubrió, tras la caída de la Unión Soviética, que entre el odiado imperialismo estadounidense y el peligroso integrismo islámico debía elegir un mal menor, el que le permitiera mantenerse como "líder fraternal" de la revolución libia.
Había soportado en 1986 un bombardeo ordenado por Ronald Reagan en el que murió su hija adoptiva Ana, de cuatro años. Aun así, eligió la reconciliación. Pagó indemnizaciones, ofreció contratos petrolíferos, renunció a combatir el neocolonialismo, se sumó a la "guerra contra el terrorismo" de George W. Bush y en 2008 acabó siendo invitado por Barack Obama a la cumbre del G-8. Incluso propuso que israelíes y palestinos hicieran la paz compartiendo un país llamado Isratina; cuando vio que no le hacían caso, afirmó que israelíes y palestinos eran "idiotas".
El inmenso Tahrir se había convertido ese 1 de febrero en el corazón palpitante de una lucha por el pan, la libertad y la dignidad en el mundo árabe comenzada semanas atrás con la inmolación del joven tunecino Mohamed Bouazizi, al que la policía había incautado el carrito de verduras con el que se buscaba la vida. La revolución del jazmín tunecina ya había conseguido derrocar al dictador Ben Ali y abrir en ese país una transición a la democracia. Y pronto, muy pronto, el fuego encendido por Bouazizi había prendido en un norte de África reseco de despotismo, corrupción, escaso desarrollo económico y tremendas desigualdades sociales. Las llamas cercaban al egipcio Mubarak, que, para intentar apagarlas, anunciaba ese día que no volvería a presentarse a las elecciones tras más de treinta años de monopolizar el poder.
Para sorpresa de todos aquellos que apostaban por la inmovilidad fatal de la “umma” árabe, Argelia, Yemen, Jordania eran asimismo escenarios de protestas, y sus gobernantes se apresuraban, atemorizados, a cambiar gabinetes y prometer reformas.
Desde el Atlántico al Golfo Pérsico, el mundo árabe es, sin duda, muy complejo y plural. Y no obstante, como señala Eugene Rogan, ese universo sorprende por la existencia de profundos elementos de identidad común. No solo relacionados con la historia, la lengua, la cultura o la religión, sino de palpitante actualidad.

EGIPTO
Gadafi, el tirano más cínico
Calificar a Muamar el Gadafi de dictador excéntrico sería empequeñecer al personaje. Primero, porque no solo cumple hasta el último precepto del manual del buen tirano (41 años en el poder, conversión de Libia en una finca familiar, pretensiones dinásticas, culto a la personalidad, represión minuciosa de la disidencia), sino que aporta un toque exquisitamente cínico al oficio: acusa a los libios de todos los males del país, ya que, dice, en 1977 él les entregó el poder absoluto a través de la jamahiriya, un sistema político de su invención traducible como república de las masas; si las cosas no funcionan, es culpa de ellos.
Hablar de un "dictador excéntrico", aunque fuera en términos superlativos, seguiría empequeñeciendo al personaje. Gadafi es también un dirigente astuto y pragmático, que supo abandonar a tiempo el papel de azote de Occidente y máximo financiador del terrorismo mundial para convertirse en un estadista elogiado en Washington y las capitales europeas. Un diplomático francés le definió como "un kamikaze que jamás pierde el control". Un diplomático estadounidense le definió como "inteligente y reflexivo, bajo una apariencia estúpida".
A los hombres suele conocérseles por su infancia y su juventud. Muamar el Gadafi nació el 7 de junio de 1942 en un campamento beduino cercano al puerto libio de Sirte. Entonces, el país se llamaba aún Noráfrica Italiana. La guerra, cuyo fin supuso la caída del imperio de Mussolini, dejó tras sí un territorio desértico y arruinado, plagado de minas, del que nadie quería hacerse responsable. Se decidió entregárselo a un rey, Idris, más o menos complaciente con las potencias vencedoras. El niño Gadafi fue un beduino despreciado por sus compañeros de clase. El joven Gadafi, militar de academia, absorbió el sentimiento que más unía a la sociedad libia, un anticolonialismo furioso, y tomó como ídolos al Che Guevara y al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
En Libia acababan de descubrirse gigantescas reservas de un petróleo de excelente calidad, lo cual permitió a Gadafi establecer un régimen basado en los servicios sociales gratuitos (el nivel educativo y la esperanza de vida son hoy de los más altos en África), en el código moral islámico y en el nacionalismo panarabista. Imitando a Mao, otro de sus modelos, publicó entre 1972 y 1975 los tres tomos del Libro Verde, en el que expuso los principios teóricos de la jamahiriya, un sistema asambleario que definía como "democracia perfecta". Tan perfecta, según Gadafi, que el presidente y jefe supremo de las Fuerzas Armadas no requería un rango superior al de coronel, dado que en una sociedad como la libia, cuyo poder era ejercido directamente por el pueblo, carecían de sentido las jerarquías tradicionales.
Imposible detallar aquí su actividad diplomática. Conviene recordar que intentó fusionar Libia con Egipto, Siria, Túnez y Sudán, que invadió Chad, que respaldó a los tres tiranos más sangrientos del África poscolonial (Bokassa en el Imperio Centroafricano, Idi Amin en Uganda, Mobutu en Zaire), que financió sin discriminaciones ideológicas a cualquier grupo guerrillero o terrorista que le pidiera dinero (solo exigía que el grupo en cuestión se definiera como "anticolonialista" o "antiimperialista"), y que participó en casos de terrorismo de Estado en el extranjero como la destrucción de dos aviones de pasajeros (UTA en 1986, Pan Am en 1988) o de una discoteca en Berlín (1986).
Es posible que su responsabilidad en esas matanzas no fuera tanta como la atribuida y que algo tuvieran que ver los servicios secretos sirios e iraníes. Pero Gadafi prefirió asumirla por completo y pagar el precio del perdón. El que fue gran aliado de Moscú descubrió, tras la caída de la Unión Soviética, que entre el odiado imperialismo estadounidense y el peligroso integrismo islámico debía elegir un mal menor, el que le permitiera mantenerse como "líder fraternal" de la revolución libia.
Había soportado en 1986 un bombardeo ordenado por Ronald Reagan en el que murió su hija adoptiva Ana, de cuatro años. Aun así, eligió la reconciliación. Pagó indemnizaciones, ofreció contratos petrolíferos, renunció a combatir el neocolonialismo, se sumó a la "guerra contra el terrorismo" de George W. Bush y en 2008 acabó siendo invitado por Barack Obama a la cumbre del G-8. Incluso propuso que israelíes y palestinos hicieran la paz compartiendo un país llamado Isratina; cuando vio que no le hacían caso, afirmó que israelíes y palestinos eran "idiotas".

lunes, 14 de marzo de 2011
IrAk: MeDiO OrIeNtE Y eL PeTróLeO (GuErRa, DiNeRoO y PoDeR).
Como bien sabemos, en Medio Oriente han surgido distintos tipos de problemas gubernamentales, civiles, pero sobre todo un problema que a mí me llama la atención es el gran caos que provocan los energéticos como el petróleo y los alimentos, ya que hay países que son afectados con guerras y ataques de países vecinos y desarrollados. Un claro ejemplo lo tenemos con Estados Unidos-Irak.
Guerra de Irak.
Irak ha jugado desde siempre un papel central en el mercado petrolero del Medio Oriente y de hecho fue la fuente original del petróleo de la región. Un documento de 1947 de la planeación gubernamental de los Estados Unidos intitulado "United States Petroleum Policy" establece: los Estados Unidos deben de buscar la "eliminación o modificación de las barreras existentes a la expansión de las operaciones petroleras Americanas en el extranjero" y "...promover...la entrada de nuevas firmas Americanas en todas las fases de las operaciones petrolíferas extranjeras". Hasta mediados de los años 50 la mayor "barrera" en Irak era la Gran Bretaña, para quienes el petróleo fue la principal recompensa por su colonización temprana en gran parte de la región. De hecho, cuando la Standard Oil de California aseguró la primera concesión occidental en Arabia Saudita en 1932, un consorcio mucho más grande y poderoso estaba ahí para impedir el trato, la "Iraq Petroleum Company" (IPC). La IPC, de dominio Británico, no pensaba que se harían descubrimientos de nuevos mantos petrolíferos en Arabia Saudita (opinión general de aquella época), y ya contaban con más petróleo del que podían manejar en Irak, así que permitieron a los Estados Unidos hacerse de un pequeño nicho en la península Arábiga. La IPC, precursora de compañías como la BP (British Petrol), Shell, Total (de Francia) y Exxon, suprimió por muchos años las noticias de descubrimientos de mantos petrolíferos en Irak y a través de varios mecanismos mantuvo una baja producción con objeto de mantener precios altos. Irak es uno de los más grandes productores de petróleo, y los magnates estadounidenses y sauditas hacen billones de dólares mientras su petróleo se encuentra bloqueado. Hussein originalmente invadió Kuwait por una disputa de petróleo. Ambos presidentes Bush, padre e hijo, han hecho millones de dólares en petróleo. La política de la región es la política del petróleo y grandes cantidades de dinero han de ser hechas y perdidas por los ganadores y perdedores de los conflictos internacionales en la región. Los Estados Unidos y la Gran Bretaña querían la continuación del embargo, mientras que los rusos y franceses (que querían beneficiarse comprando y distribuyendo petróleo Iraquí) pedían la suspensión del mismo.
Irak y el oro negro.
Las reservas petroleras de Irak son las segundas más grandes del planeta después de las de Arabia Saudita. Dado que ambos, el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos fueron ejecutivos de compañías petroleras y que el padre del presidente, también antiguamente presidente, fue el fundador de la "Zapata Offshore Oil Company", resulta razonable asumir que estos hombres se encuentran muy familiarizados con las riquezas petrolíferas iraquíes. La compañía "Zapata" perforó el primer manto petrolífero en Kuwait.
Los Estados Unidos necesitan una gran cantidad de petróleo para su sector automotriz y también tiene interés en controlar a otros países cuya vida industrial es igualmente dependiente del petróleo importado. Cómo Anthony Sampson, el experto en petróleo y autor del clásico libro en grandes compañías de petróleo, "Las Siete Hermanas", observa: "Los intereses occidentales por el petróleo influencian las políticas militares y diplomáticas, y no es accidente que mientras las compañías americanas están compitiendo por acceso al petróleo en Asia Central, los Estados Unidos estén construyendo bases militares a través de la región".
...Las revueltas populares en África y Medio Oriente reviven el fantasma de la escalada global en los precios de los alimentos y del petróleo que el mundo padeció hace tres años. En el actual escenario, la confluencia de la suba del precio del petróleo y de los alimentos, combinados con la especulación financiera y los conflictos políticos y militares en las zonas calientes del planeta (como África y Medio Oriente) alimenta un cóctel explosivo cuyo desenlace a nivel planetario nadie puede prever o estimar...
Medio Oriente y Los energéticos.
Los disturbios en el Medio Oriente y en África y la creciente tensión en el Golfo Pérsico generan tensión internacional y, como efecto de la especulación financiera con la energía, disparan el precio del petróleo en los mercados mundiales.
Los disturbios en el Medio Oriente y en África y la creciente tensión en el Golfo Pérsico generan tensión internacional y, como efecto de la especulación financiera con la energía, disparan el precio del petróleo en los mercados mundiales.
La especulación financiera en el mercado de los alimentos y la energía, alimenta a su vez los temores de que se repitan los estallidos y protestas sociales masivas en contra de los aumentos, como sucedió en 2008. En casi dos años y medio por las renovadas tensiones entre Israel e Irán, que se sumaron a los temores ya existentes en el mercado por la propagación de disturbios en África y Medio Oriente.
El crudo Brent, uno de los principales puntos de referencia, subió a más de US$104 por barril, su nivel más alto en los últimos dos años y medio.
Las protestas sociales y sindicales contra los gobiernos aliados o pro-EEUU inspiradas en las revueltas populares que derrocaron a los presidentes en Túnez y Egipto están cobrando impulso en todo Medio Oriente y África del Norte pese a las concesiones políticas y económicas anunciadas por los regímenes amenazados.
Más de un tercio de la producción mundial y más del 60% de las reservas petrolíferas conocidas están en el Medio Oriente y África del Norte, y hace que el mercado sea muy sensible a la situación política en la región.
Los mercados de petróleo ya estaban alterados tras conocer noticias de disturbios en Irán, Yemen y Bahréin, esta situación alimentó los temores de que una revuelta como la de Egipto y Túnez se extendiese a los países productores de crudo en Medio Oriente.
"Los problemas en Oriente Próximo volvieron a la agenda, las protestas en Bahréin y Arabia Saudí han alentado la tensión política", dijo Rob Monte fusco, un operador de petróleo de Suceden Financial.
La crisis en Egipto, que culminó con la salida del ex presidente Hosni Mubarak, ayudó al crudo Brent a superar los 100 dólares por barril a finales de enero y disparó su prima frente a los futuros estadounidenses a niveles récord de más de 16 dólares por barril.
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